“Jornadas laborales de 4 días: un futuro que nos espera… con una condición” Por Catalina Ramírez Yunge
¿Cómo será el trabajo del futuro? Este es un tema que ha estado súper en boga últimamente por las profundas transformaciones que ha sufrido el mercado laboral. La pandemia, el teletrabajo, la irrupción de la inteligencia artificial, la vuelta a la presencialidad y grandes crisis económicas y geopolíticas nos han impulsado a replantearnos la forma de hacer las cosas, la forma en que empleamos y cómo nos empleamos.
De acuerdo a un reciente estudio de Gartner, publicado por Harvard Business Review, HBR, se han identificado ciertas tendencias para el mercado del trabajo en 2024 y hacia adelante. Algunas de ellas son, por ejemplo, que la IA creará, –no disminuirá–, más oportunidades laborales, las organizaciones comenzarán a ofrecer beneficios creativos para abordar los costos del trabajo, –como subsidios para los costos del hogar y beneficios para cuidadores–, y que las semanas laborales de cuatro días pasarán de ser poco frecuentes, a rutinarias y comunes.
En Chile no estamos lejos de ninguna de estas tendencias, y, quizá nos encontramos mucho más cerca de la última: el próximo 26 de abril comienza a regir la reducción de la jornada laboral, que contempla pasar de 45 a 40 horas semanales en 5 años desde la entrada en vigencia de esta nueva ley. Esto quiere decir que en 2028, Chile será uno de los países pioneros en Latinoamérica en reducir de manera contundente, la jornada de trabajo, la que, según también se ha discutido, podría llegar a hacerse en cuatro días a la semana.
Eso sí, una de las condiciones para que esto salga bien es lograr ser más productivos en un menor lapso de tiempo. ¿Estamos preparados para ese reto?
Tenemos un gran desafío en ese cometido, impulsando a su fuerza laboral para que aquello ocurra: lograr los mismos resultados (e incluso mejores), trabajando menos.
En ese camino, el World Economic Forum ha anticipado que la adopción de la tecnología seguirá siendo un factor clave de transformación empresarial en los próximos cinco años, lo que sin duda impulsará la rapidez de las operaciones. Asimismo, de acuerdo al mismo informe, la frontera hombre-máquina ha cambiado, con empresas que siguen introduciendo la automatización en sus operaciones, aunque a un ritmo más lento que el anticipado. Las organizaciones actuales estiman que el 34% de todas las tareas relacionadas con el negocio son realizadas por máquinas. Y los encuestados proyectaron que el 42% de las tareas empresariales se automatizarán en 2027.
Por último, pero por nada menos importante, nuestros líderes son parte clave de los cambios a los que nos enfrentaremos en el próximo quinquenio. Ellos son un engranaje crucial a la hora de impulsar la creatividad de los equipos para, por ejemplo, trabajar mejor y hacer más en menos tiempo. En ese sentido, es central no solo encontrar, sino que formar líderes con visión, capaces de construir equipos comprometidos, orientados a los resultados y que apuesten por el sentido del trabajo, algo que, sin duda, facilitará la transición.
Catalina Ramírez
Ornella Bono es Associate de Humanitas Cornerstone Chile.
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